lunes, 27 de febrero de 2012

Mirando pasar los hechos

KIRCHNERISMO SIN FRENO
  
  
De repente la gran tragedia.
   
Mil veces anticipada por denuncias y videos y auditorías que nadie lee y por la vivencia de todos los días, que mostraba trenes que seguían de largo, puertas que no cerraban, barreras dudosas, vías que se movían y temblaban como con miedo delante del tren que venía, gente colgando de cualquier lado tratando de llegar a su lugar, en esos vagones rigurosamente destruidos.
   
El estado cómplice y los concesionarios cada día más ricos, ajenos a todo, mientras que “el río del pobrerío apurado” —diría Castellani refiriéndose a la muchedumbre del subte— y ese otro gentío innumerable del ferrocarril, va a la muerte en lugar de su trabajo, porque hay quien decidió ahorrar en frenos y compresores y vaya uno a saber en cuantas cosas más.
   
Lo cierto es que la plata corre, sí, pero hacia otro destino. No sólo la de los trenes, la de los subsidios, la del ANSeS, la de los impuestos, la de la obra pública, etc., etc.; todas se entreveran y terminan en coimas y negociados incalculables, que aseguran la riqueza de los funcionarios, de los empresarios, de los opositores y de los jueces y finalmente una alegre y solidaria impunidad para todos ellos.
   
La actriz que hace los anuncios de Estado, la que nos vendió aquello del tren bala, que inauguró y re-inauguró talleres ferroviarios, que habló de nuevos ferrocarriles y espléndidos coches chinos y de los otros, algunas veces, sólo algunas veces desaparece y calla…
   
Mientras los militares que combatieron al marxismo estén presos y en las condiciones menos dignas, mientras cada día se les invente un nueva causa, mientras se les nieguen los derechos más elementales, nos quedamos tranquilos, la cosa (el negocio) de los derechos humanos va bien…
   
Un  bufón K, el mismo que desentona lo atamo con alambre, tal vez pueda hacer una nueva murga impiadosa, sobre cómo funcionan —y se estrellan— y retuercen los hierros de los trenes del modelo, esos que circulan atados con alambre.
   
Dice por allí de Quincey, que los terremotos aunque dejen daños enormes, sólo duran un momento. En cambio  lo nuestro, por la duración de la destrucción, por el miedo, por la falta de reacción, por cierto acostumbramiento al horror, bien podríamos compararlo, como hace el inglés, con  la peste.
   
Una peste  hecha, en este caso, de violencia salvaje e inaceptables y numerosas muertes cotidianas, de droga para todos, de destrucción del orden natural, de mentiras y relatos, de planes votar, de odio, de ilimitada corrupción, de enriquecimientos impúdicos, de modélica y uniforme imbecilidad.
  
El tren K viene a toda máquina, aunque a bordo nadie sabe cómo parar, ni quiere saber, ni le importa detener esta vorágine hacia el espanto. No hay duda que en pocos momentos de la historia argentina se dio un acontecimiento tan espantoso, destructor y prolongado. Aunque para los terroristas orgullosos de su pasado, ¿qué valor tiene la vida de los otros?
   
Mientras tanto el perro y la actriz y el infamante coro K hablan de profundizar y acelerar… Ya no tiene sentido, es temeridad de aquéllas hacer como si nada pasara y seguir leyendo el diario, porque hay un muro al frente, está cerca y todos vamos en los vagones del aberrante, del mortal tren K que, ya lo sabemos, no se detiene.
  
Miguel De Lorenzo
  

4 comentarios:

shl2008 dijo...

Insisto un poco con la tesitura de mi post del 23/02/12, y sin querer ofender al Sr. De Lorenzo, a quien leo con placer cada vez que publica en este blog. No parece acertado (ni siquiera prudente) tomar esta desgracia ocurrida para pegar al kirchnerismo. Ninguno de nosotros conoce la causa del accidente de Once. Si el chofer se quedó dormido, o venía chateando, o los frenos no andaban, o si es culpa de un funcionario corrupto o simplemente incompetente, no lo sabemos. Digo: ¿para qué cargar contra el kirchnerismo en una causa donde su responsabilidad puede estar muy diluída? Creo que quita fuerza a la crítica. Carguemos en cambio contra aquellas cuestiones que sí son evidentemente su culpa: la promoción de la contranatura, el aborto, el ataque solapado (y muchas veces frontal) contra la Santa Iglegia, la destrucción de las instituiones, demonización de las luchas legítimas contra la subversión marxista y los colonialistas británicos, etc. Hay tantas motivos por los cuales pegarles, que aprovechar un envento del momento (donde las responsabilidades ni siquiera están definidas) quita aplomo a la crítica (justa por cierto) contra este modelo. Sin la intención de ofender a nadie, envío un cordial saludo. Shl2008

CHESTERTON dijo...

Excelente artículo, la "Actriz" dijo en su último discurso que antes (en el 2003) la gente no viajaba en tren porque no tenía adonde ir. Es decir, antes de "EL" era el Caos, luego del arribo del Mesías Kuasimodo llegó la luz, que incluso la muerte de 51 argentinos puede oscurecer. El Tuerto Maligno aguarda al final del Arco Iris.
El brote psicótico de esta runfla de usureros asesinos, nos amenaza -como bien dice la nota- con estrellarnos, porque antes de irse, antes de renunciar al proyecto de "Kretina Eterna", harán arder el país.

Anónimo dijo...

El anterior comentarista es un kirchnerista.

shl2008 dijo...

Al Anónimo del 28/02/12, a las 21.41. Quiero imaginar que se está refiriendo a mí. No sé cómo llega a tal conclusión. Será por las "loas" que dediqué al modelo? Me pregunto si Ud. siquiera entendió lo que escribí. Que no me agrade el modelo kirchnerista no implica que deba aplaudir ni abrazar cualquier manifestación efectuada en contra de dicho sistema. Saludos, shl2008.