miércoles, 19 de agosto de 2009

Obituarios


BENEDETTI:
PLUMÍFERO TERRORISTA

La muerte, hace pocos meses, del escribidor terrorista Mario Orlando Hamlet Ardí Brenno Benedetti Farugia, nos ha permitido aquilatar que la fuerza más importante y eficiente de la desinformación es la difusión en masa de ideas y juicios.

No tiene importancia que ellas y ellos sean burdos o un grosero producto de la dialéctica sofisticada. Todo desaparece alegremente en esta era de la multiplicación por la repetición. Sea cierto o falso, las masas “soberanas” aceptan lo que se reitera sin tasa ni medida por lo medios de comunicación, que responden a intereses inconfesables emanados de salones denominados “Pasos Perdidos” o de los más profundos dameros carbonarios.

Por cierto que al redactar esto no estamos mostrando lo inédito. Deseamos señalar lo paradojal. El fenómeno se está dando como nunca en la historia de sociedades que se jactan de racionalistas pero con una enorme gama de neurosis y complejos.

Las ideas “prefabricadas” aprovechan la tendencia humana al menor esfuerzo y hacen injerir intelectualmente al “hombre masa” lo que no analiza. Van cesando las funciones intelectivas y así como en las fisiológicas provoca atrofia. Queda en evidencia cuando la necesidad obliga a un esfuerzo. El intelecto resulta incapaz de llevarlo a buen término. El martilleo intelectual hace estragos. Pronto no habrá ser humano capaz de resistir el estado de animalidad e idiotez a que nos lleva el asaeteo relampagueante de periódicos, revistas, radio, cine y TV, coincidiendo el zurdaje y “la derechona” como decía gráficamente José Antonio.

Hace más de un siglo Charles Maurras escribía: “Así pues, si la mentira liberal se difunde en toda la tierra, el anarquismo y la democracia universal difunden la Panbootie anunciada por Renán y emergen en la época actual los bárbaros de las profundidades que predijo Macaulay, entonces el hombre podrá desaparecer como ente humano, tal como desparecerán la configuración del francés del griego o del latino”.

Lo políticamente correcto está en el aporte decisivo de Gramsci vuelto código de operaciones por el neo-marxi-leninismo. Ello implica que en estas sociedades no será posible la toma del poder político sin manejar el poder cultural.

Los lectores comprenderán que no puedo ampliar más esta importante cuestión digna de un estudio solamente a ella dedicado. Por ello voy a limitarme a invitarlos a una simple prueba a mano de cualquiera.

Tomemos los periódicos posteriores al 17 de mayo fecha de la muerte del “genio” que nos ocupa y veremos que por los medios nacionales e internacionales se desparramó una avalancha de laudatorios juicios no sólo sobre los escritos, sino también respecto a su postura ideológica ante la vida. Un aluvión inundó Montevideo de lacrimógenos recordatorios. Nadie recordaba tanta mediocre poesía leída en programas de radio y televisión.

Lamentablemente mal parido en esta bendita tierra (14 de setiembre de 1920) que mereció mejor suerte, pues vio alumbrar a grandes como Acevedo Díaz, Herrera y Reissig, Zorrilla de San Martín, Reyles, Roxlo, Juana de Ibarbourou…

El veinteañero “poeta” comenzó su “camino literario” en la década del ´40 con un estruendoso fracaso titulado “La Víspera Indeleble”. En 1956 publicó “uno de su títulos más reconocidos”: “Poemas de Oficina”.
Allí encontramos el titulado “Oh”, cuya emotividad burocrática damos traslado al lector: “Jefe usted está aburrido / aburrido de veras / hace veinticinco años que sabe sus asientos, que comprueba los saldos y revuelve el café”. Insuperable descripción del tedio solamente captable por un ser con sensibilidad superior. Por eso muy suelto de cuerpo declaró a un diario porteño: “Cuando escribo un poema generalmente pongo mucho sentimiento en el cuerpo. No sólo en los poemas de amor”.

Y prosiguió “inasequible al desaliento” con páginas que con “mensaje y lugares comunes supo mover los resortes más sensibles de la gente”. Al suplemento “Ñ” de “Clarín” expresó: “Nunca pensé en escribir literatura complicada, aunque la pudiera disfrutar. Uno hace lo que le sale. Y lo que más me salía a mí —como poeta sobre todo— era una cosa más sencilla”. Un ejemplo claro fue “Vivir Adrede” del año 2007 donde estampa profundos aforismos con juego de palabras.

Vayan algunos ejemplos. “Mi economía es lo contrario de la econotuya”, “El hormigón no es una hormiga gigante”, “Los médicos cubanos han curado tantas cataratas que deberían ocuparse de las del Niágara”.

Sus aportes con letras gramscianas llegaron al pentagrama para que las interpretaran partisanos como Los Olimareños, Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa, Eduardo Darnauchans, Joan Manuel Serrat y Clotilde, la candidata de KK que lleva por alias Nacha Guevara.


Se ha dicho que Benedetti, nueva constelación del Parnaso, “es un escritor para la superficialidad y los aficionados a los lugares comunes” además “sospechoso de excesiva complacencia de sentimentalismo y de simplismo…” Ello seguramente le valió el recibir el VIIº Premio Reina Sofía de Poesía Hispanoamericana y, en el año 2002, el XIXº Premio Internacional Menéndez y Pelayo, dotado con cuarenta y ocho mil euros.

No se puede leer a Benedetti separado de su ideología marxista leninista. En la novela “El Cumpleaños de Juan Ángel” hace un alegato apoyando la lucha armada y terrorista.

De la misma manera, en “Pedro y el Capitán”, un drama teatral de muy escasos valores literarios, plantea la relación existente entre un militante de izquierda preso y su torturador. Fue una representación propagandística que recorrió quince países recibiendo el Premio Amnistía Internacional y galardonada como la mejor obra extranjera en México.

Un párrafo aparte demandaría enunciar su producción explícitamemnte blasfema, como el “poema” El Paraíso contenido en su libro “Cotidianas”. De allí la perplejidad sumada al dolor que ha causado en los buenos católicos tantos desatinados homenajes que le fueron prodigados por hombres de Iglesia.

En el año 1976 fue designado funcionario rentado del Partido Comunista de Cuba dirigiendo el Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas. Ello le significó ser lanzado a la fama y los honores en América y el mundo siniestro. Desde entonces se apoderó de su cerebro una obsecuencia canina al Tirano habanero. Justificó todas y cada una de las acciones dispuestas por el Comité Central bolchevique.

Contra los disidentes como Heriberto Padilla fue implacable. Benedetti se enfrentó a Vargas Llosa, Jean Paul Sartre y Alberto Moravia señalando al eurocomunismo gramsciano que “entre la Revolución y la Literatura la prioridad es la Revolución. Matar es un agrio deber revolucionario”.

Paralelamente en Montevideo fundaba el Movimiento 26 de Marzo que actuaba como fachada legal del Movimiento Tupamaro que tenía a su cargo la lucha terrorista. El Movimento era la vía para hacerle llegar las consignas al general Líber Seregni y recibirlas de éste. Cubrieron todo el territorio uruguayo de Comités de Apoyo Tupamaro (CAT) por Barrios o Unidad Económica o Profesional, que permitieron un trabajo que desembocaría en poderoso Movimiento de masas instrumento del Alzamiento General Revolucionario. De ese momento es el estudio que Mario Benedetti titulara “Hemos Decidido Ayudar a la Historia” (diciembre de 1971). Pero el accionar de las Fuerzas Armadas encabezadas por el Presidente Bordaberry destrozaron la agresión.

De los que Dostoievski acertadamente llamó “Los Endemoniados” sólo quedó el polvo que levantaron al huir cobardemente. Entre ellos estaba el pequeño hombrecillo de sonrisa hipócrita bajo un payasesco bigote cepillo que dejando abandonada a su madre y mujer buscaba que su pellejo quedara intacto. Sólo volvería por los perversos caminos del demoliberalismo…

Dios le haya perdonado tanta ruindad.

Luis Alfredo Andregnette Capurro

1 comentario:

Fernando José dijo...

Excelente nota. No deja ninguna duda sobre la ruindad de este espécimen que ejerció doblemente el terrorismo, tanto el de las letras como el de la bomba y el tiro en la espalda.

Benedetti alcanzó su consagración cuando el tirano de Cuba lo designó funcionario rentado. Es que el plato de lentejas tiene una atracción especial para los seudopoetas del materialismo dialéctico que siempre esperan un Mecenas. Si es rojo, mejor.