lunes, 9 de marzo de 2009

Mirando pasar los hechos


FUERTE APACHE

Junto al destape inmoral y la miseria inducida, frutos de la “Democracia” restaurada hace un cuarto de siglo, la perversión resultante produjo hace unas semanas su espantosa primicia. Una variante de la “ruleta rusa”… esta vez apuntando al otro, para asesinarlo recreativamente.

En este caso la víctima fue un gendarme elegido al azar. De tal modo cayó por un tiro en la nuca otro servidor del orden, desprevenido, a mano de evidentes alucinaciones adictivas. Ocurrió en “Fuerte Apache”, un sitio siniestro cuya denominación por sí misma evoca salvajismos incoercibles.

El gendarme fue asesinado porque sí, por un “joven” depravado, buscando ganar prestigio y puntaje entre las barras criminales del lugar. Entonces, las “autoridades” y los psicologistas se están devanando los sesos por averiguar la índole de semejante monstruosidad y encontrarle remedio, mientras ante sus narices pululan todas las causas. Las incitaciones al vicio, a la depravación y el odio, en un medio creado y alimentado por la perversidad de una oligarquía plebeya y descarada que desde la opulencia del poder confina en la miseria más indigna a infelices seres, a la par adulándolos, para colmo del sarcasmo.

En tal ámbito tenebroso, el propio ministro de Justicia de la Nación empeña sus esfuerzos por despenalizar el consumo de drogas. Y para más, un drogadicto afamado es elegido por el Gobierno como icono de la argentinidad; al paso que desde la televisión y la radio supervisadas por el COMFER se emiten brutales incitaciones a la perversidad.

Mientras, al compás, los demás medios siguen resaltando al detalle los crímenes de todo tipo de reincidentes, siempre favorecidos por libertades amparadas en las más inicuas e increíbles garantías para la delincuencia.

La sociedad no olvida que el actual mandamás impuso en la Corte Suprema de Justicia —contra la tenaz oposición de prudentes juristas— a un ministro de los llamados “garantistas” que ha tenido la audacia de presentarse ante el Senado de la Nación asistido por un peligrosísimo sujeto, convicto de secuestros extorsivos.

Juan Esteban Olmedo

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