domingo, 18 de mayo de 2008

Rompiendo viejos tópicos


MALVINAS:

LA VERDAD ESTAQUEADA

Entre los tópicos arteros que manejan los desmalvinizantes profesionales, al servicio del enemigo británico, figura el del estaqueamiento de los conscriptos. No hay imbécil que no repita este lugar común de la propaganda antiargentina, al solo efecto de retratar a las Fuerzas Armadas como un hato de sádicos. Si tal castigo está previsto en los usos de la disciplina castrense en tiempos de conflagración, si fue una práctica absolutamente eventual y excepcional durante la Guerra del Atlántico Sur, si quienes la sufrieron la merecían por su cobardía o traición, no es tema que desvele a los maquinadores de imposturas. Lo único que les importa a ellos, incluida en primer término a la terrorista Nilda Garré, es aumentar el odio hacia las Armas Nacionales. Pero esta vez han llegado demasiado lejos con la felonía. Han acusado a un hombre íntegro y cabal, que paga con la persecución kirchnerista, su condición de guerrero cristiano y argentino. Nos referimos al Coronel Losito, ejemplo de valor, tenido por tal aún por los mismos invasores. En su defensa nos remitió esta valiente y lúcida carta quien fuera su jefe en la contienda, el Teniente Coronel José A. Vercesi. La reproducimos solidarizándonos enteramente con él, con aquél a quien justísimamente defiende, y con todos aquellos que pelearon bravamente en las Malvinas, por la causa de Dios y de la Patria.


Señor Director:

El diario “Página/12” publicó el día 3 de abril una nota en la que hace referencia a un documento entregado a la Ministra de Defensa, por el ex-combatiente Ernesto Alonso, en el que denuncia torturas recibidas por soldados durante la guerra justa de Malvinas. Uno de los oficiales denunciados es el Coronel Horacio Losito.

El Coronel Losito (entonces Teniente Primero), integró la Primera Sección de la Compañía de Comandos 602, de la que fui Jefe. Nuestra fracción, integrada exclusivamente por Oficiales y Suboficiales, sin soldados conscriptos (como es costumbre en la especialidad), llegó a Puerto Argentino el 27 de mayo de 1982, alrededor de las 20; el 29 de mayo, apenas 36 horas después, iniciamos una operación en la retaguardia de las filas inglesas, sin haber tenido en ese lapso, el Teniente Primero Losito ni ningún integrante de la sección, contacto con soldado conscripto alguno que pudiese haber sido “torturado”.

El 31 de mayo toda mi sección protagonizó el combate de Top Malo House, uno de los encuentros más sangrientos de guerra, enfrentando al Escuadrón para el combate en la Montaña y el Ártico a órdenes del capitán Rod Boswell, una fracción de tropas especiales específicamente entrenada para este ambiente en Islandia y Noruega.

El Teniente Primero Losito sufrió varias heridas en este enfrentamiento, a pesar de lo cual siguió combatiendo hasta perder el conocimiento, causa por la que fue condecorado, en términos honrosísimos.

Asimismo, y a consecuencia de la batalla, cayó en poder de los ingleses como prisionero herido. Este combate, que pocos argentinos conocen, fue desmenuzado y estudiado por los ingleses en un video que lo recrea, editado por la BBC de Londres, en virtud de la inesperada resistencia encontrada, teniendo en cuenta que la relación de poder de combate era de cinco a uno, a favor de los intrusos.

El Teniente Primero Losito, en esas 36 horas que permanecimos en Puerto Argentino, estuvo permanentemente conmigo y mi fracción, ya que como se verá era muy poco el tiempo que teníamos para preparar nuestra operación y meternos en medio del dispositivo enemigo. Estos hechos son fácilmente comprobables y demostrables, por lo que si el señor Ernesto Alonso o cualquier otro ex soldado dice haber estado en contacto con este oficial o cualquier integrante de mi fracción, lisa y llanamente miente. Lo paradójico de esta mentira es, además, que la Compañía de Comandos 602 se formó con cuadros voluntarios que, estando preparados para esta contingencia, sin haber sido hasta ese momento convocados, nos avergonzábamos de ver la guerra por televisión, mientras soldados conscriptos estaban ya en el frente arriesgando sus vidas. Es decir que no surge para destratar a ningún soldado, sino como una expresa manifestación solidaria de la lucha que estaban llevando a cabo.

Por segunda vez en los últimos años debo salir a enfrentar mentiras y falsedades sobre integrantes de mi fracción, que escribió una de las páginas más honrosas y duras de esta guerra, y con cuyas imágenes, en una sociedad sana, podría confeccionarse cualquier película bélica en pro del heroísmo nacional.

Antes fue nuestro “General embajador” quien manifestó en otro medio —y haciéndose eco de la denuncia mendaz de otro ex combatiente— que uno de mis muertos (el Teniente Espinosa, que recibió un impacto de granada en el pecho) ni siquiera había estado en las islas. Ahora es esta canallesca y descarada mentira, que echa sombra sobre uno de los héroes vivos de aquella lucha.

Sr. Director, durante veinticinco años he mantenido un compromiso de silencio y respeto por los muertos de ambas fracciones, conformadas por profesionales que sabían claramente cuáles eran los riesgos a correr; pero también he vivido con profunda tristeza y decepción el hecho de que nadie en esta sociedad caníbal pueda extraer de tantas vidas quebradas una epopeya para recuperar, hacerla trascender y que sirva como aliciente para enfrentar los combates y esfuerzos diarios.

Pero que además se humille a quienes estuvieron a mis órdenes, con mentiras burdas e innecesarias, supera todo límite de tolerancia. Estos Hombres con mayúsculas, los mejores que todo Jefe quisiera tener en combate, que guardan las cicatrices de sus heridas como condecoraciones que ningún poder les podrá birlar, no sólo no merecen este dolor, sino que, contrariamente, merecen el eterno reconocimiento de sus conciudadanos.

Luego de haber enviado la correspondiente carta documento a la publicación falsaria y a quienes la escribieron, y considerando que los responsables del periódico mencionado ni siquiera leyeron su contenido antes de rechazarla, he decidido continuar las acciones legales y además enviar esta carta a distintos medios.

Pero pareciera que la verdad es un peso demasiado grande para este indigno periodismo que, algunas veces por complicidad y otras por temor, llega al extremo de inventar miserias donde no las hubo, contribuyendo a esta parodia de sinceramiento histórico.

Me pregunto cuántas otras denuncias estarán basadas en falsedades como ésta que bien me consta, y cuál es el objetivo final de seguir alimentando esta campaña tergiversadora que parece no tener fin, y que lejos de buscar la verdad sólo consigue generar más odio y rencor entre compatriotas,alimentando la estrategia del enemigo.
José A. Vercesi
Teniente Coronel (R) VGM

1 comentario:

Fernando José dijo...

Toda esta campaña antiargentina sería impensable sin la colaboración de los sucesivos Gobiernos de Ocupación que están destruyendo el país desde 1983.

Para desarrollar esta campaña contra la Patria, Gran Bretaña y los miembros de la NATO han amalgamado lo mas canallesco del mundo abisal marxista con la fauna mercenaria del cipayismo vernáculo.

La inteligencia británica desarrolla sin ninguna traba su accionar disolvente en la Argentina. Mientras tanto nuestras Fuerzas Armadas tienen terminantemente prohibido, por el sanedrín de la partidocracia corrupta, realizar inteligencia interna.