lunes, 5 de mayo de 2008

Los desaparecidos nos dicen dónde están


CONFESIONES
DEL JUEZ MEADE

Hace ya un tiempo, Alfredo Humberto Meade —el ex juez inicial de la causa del padre Grassi, recusado primero ante sus públicas declaraciones en la televisión contra el sacerdote, y renunciante después a la misma causa— terminó confesando por radio al periodista Llamas de Madariaga, lo que ya era un secreto a voces: que es él quien figura como “desaparecido” en los listados de la Conadep, dato del que tenía perfecta noticia pero que nunca intentó corregir. Leamos mejor sus palabras textuales: “Nunca supe por qué fui incluido en esa lista porque nunca fui secuestrado. Pero no aclaré porque para mí estar allí es un homenaje a los caídos”.

Permítasenos algunas reflexiones elementales. La primera sobre la falsedad —ahora ya irrecusablemente a la vista— del libelo “Nunca Más”, con el que se viene envenenando las mentes desde hace un cuarto de siglo. No es la única mentira del marxismo vernáculo, pero sin duda, ha sido una de las más promocionadas. Los fautores del mentado panfleto tienen nombres y apellidos, desde su inspirador Raúl Alfonsín, hasta sus escribas como Ernesto Sábato y Magdalena Ruiz Guiñazú. Bueno sería pedirles algún mea…de culpa. La segunda reflexión elemental es sobre la virtud de la veracidad —conexa a la justicia— que todo juez debe ejercitar y cultivar. Probado que se hubo que el susodicho árbitro faltó grave e intencionalmente a la misma, lo menos que hubiera correspondido es el alejamiento fulminante de su cargo. Algo que suena risible en el país de usías célebres por sus jarrones, sodomías, placares, amantes y antecedentes penales. La tercera es que el homenaje que se ha querido rendir “a los caídos”, es un obsequio explícito a la causa del terrorismo bolchevique, por lo que ninguna vestidura va a rasgarse. Pero sépase entonces quienes son los que dirimen justicia en la atribulada nación que nos han dejado. Sépase en consecuencia, quiénes son los que otorgan y reciben indemnizaciones en razón de desapariciones que no son tales.

Por último y desde este moderno sitio del ciberespacio, invitamos a los lectores a que se suscriban como caídos en aquellas batallas que juzguen más del agrado de sus respectivos homenajes. Por lo pronto, quien esto escribe, se da por muerto en Lepanto y en Obligado.

Alonso Quijano

3 comentarios:

ErmitañoUrbano dijo...

Muy bueno el articulo. Ya basta de mentiras de satanas..del marxismo asesino...hay que seguir desenmascarando a los que siguen al demonio"padre de la mentira"

VIVA CRISTO REY...VIVA MARIA REINA...DIOS Y PATRIA O MUERTE...

Anónimo dijo...

Es verdad, lo de los 30 mil desaparecidos es tan falso como los 6 millones de judios que murieron en manos del nazismo. Es muy bueno este blog para descubrir definitivamente la verdad.

Fernando Lema dijo...

Sería apropiado hacer una investigación seria; toda vez que parece MUY sospechoso que sólo lo haya hecho para hacer un "homenaje". Antes bien, pareciera ser que este delincuente (o sus deudos) debe haber cobrado la indemnización que el pródigo Alfonsín repartió entre los supervivientes de la lacra subversiva. Ahora bien, ¿quién tiene en la Justicia argentina las manos limpias para investigarlo?